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Lun a Vie de las 7 a las 17hPublicado en:
¿Quién no ha sentido que después de buscar zapatillas o una tostadora, de pronto todo internet te quiere vender lo mismo? Como si tu computadora te espiara… Y en parte, lo hace. No es que tu equipo tenga vida propia, pero lo que sí ocurre es que las cookies de seguimiento están haciendo su trabajo. Un trabajo muy silencioso, muy discreto y, sí, bastante metido.
Las cookies de seguimiento son como esos amigos entrometidos que siempre están preguntando “¿a dónde fuiste?” “¿con quién hablaste?” “¿qué hiciste?”. Solo que estas no lo hacen por chisme, lo hacen por negocios. Su objetivo principal es seguir tus pasos en la web para construir un perfil sobre ti. Uno que muchas empresas usan para mostrarte anuncios, modificar lo que ves e incluso decidir cuánto te cuesta algo.
No necesitas ser programador para entender esto. Vamos al grano: cuando visitas un sitio web, este puede dejar un archivito pequeñito en tu navegador. Ese archivo se llama cookie. Hasta ahí todo bien. Algunas son útiles: guardan tus preferencias, te mantienen logeado o recuerdan lo que metiste al carrito. Pero hay otras cookies que no son tan simpáticas.
Estas cookies viajeras no se quedan en el sitio original. Te siguen. Van registrando por dónde navegas, qué te gusta, qué ignoras, cuánto tiempo pasas mirando algo, dónde haces clic. Es como si tuvieras un paparazzi virtual que no se cansa nunca.
Y como resultado, al ratito ya estás viendo publicidad súper personalizada. Pero esto va más allá de los anuncios. También se usan para manipular recomendaciones, ofertas, resultados de búsqueda, y hasta limitar tu acceso a ciertos contenidos. Todo con el objetivo de que gastes más, veas más, cliques más.
A ver, no se trata de paranoia. Pero hay razones bien concretas por las que conviene que limpies tu navegador de vez en cuando:
Cada sitio que visitas podría estar compartiendo datos tuyos con otros sitios, empresas o plataformas. Y tú ni enterado. No firmaste nada, no diste permiso. Simplemente aceptaste esas cookies sin leer. ¿Te suena?
Mientras más cookies tengas, más personalizado será lo que ves. Suena lindo, pero es un arma de doble filo. Porque solo ves lo que el algoritmo cree que quieres ver. Te pierdes info importante, ofertas reales, contenidos distintos. Tu navegación se vuelve un callejón sin salida lleno de lo mismo.
No solo aparecen por todos lados. Muchos anuncios se basan en patrones psicológicos que te empujan a comprar, registrarte, descargar, compartir. Y todo parte con esas cookies que les dijeron quién eres, qué te gusta, en qué caes fácil.
Aunque no lo creas, cuantas más cookies se acumulen, más información debe procesar tu navegador cada vez que abres algo. Eso puede hacer que las páginas carguen lento o que los sitios fallen más seguido.
Te explico paso a paso cómo borrar estas cookies según el navegador que uses. Eso sí: no es solo darle “borrar historial” y ya. Vamos a hacerlo bien.
Abre Chrome.
Clic en los tres puntitos (arriba a la derecha).
Ve a Configuración.
En el menú de la izquierda, selecciona Privacidad y seguridad.
Dale a Borrar datos de navegación.
Marca la opción Cookies y otros datos de sitios.
Dale clic a Borrar datos.
Consejo: si quieres que esto se haga solo cada vez que cierres Chrome, activa la opción “Eliminar cookies al cerrar todas las ventanas”.
Abre Firefox.
Clic en las tres rayitas del menú.
Entra a Configuración > Privacidad & Seguridad.
Busca la sección “Cookies y datos del sitio”.
Clic en Administrar datos.
Ahí puedes eliminar cookies por sitio o todas juntas.
Truco: si pones que Firefox borre el historial al cerrarse, también se va a llevar las cookies con él.
Abre Edge.
Clic en los tres puntos del menú.
Entra a Configuración > Privacidad, búsqueda y servicios.
Bajo la sección “Borrar datos de exploración”, selecciona Elegir que borrar.
Marca la opción “Cookies y otros datos del sitio”.
Haz clic en Borrar ahora.
Edge además tiene un panel para bloquear cookies de terceros, lo cual ayuda mucho a frenar rastreadores automáticos.
Abre Safari.
En el menú superior, dale a Safari > Preferencias.
Clic en la pestaña Privacidad.
Ahí verás un botón que dice Administrar datos de sitios web.
Puedes eliminar cookies específicas o todas.
Safari tiene buenas políticas de privacidad por defecto, pero igual vale la pena revisar y limpiar de vez en cuando.
Buena pregunta. Porque mucha gente cree que borrar cookies es como formatear el PC. No es tan grave, pero sí tiene consecuencias:
Saldrás de tus cuentas (vas a tener que volver a iniciar sesión).
Se perderán configuraciones guardadas como idioma, región, temas oscuros, etc.
Algunas webs pueden tardar más en cargar la primera vez.
Pero nada de eso es grave si lo comparas con mantener un seguimiento constante sobre lo que haces. Y si no quieres perder ciertas cookies, puedes elegir eliminarlas solo por sitio específico.
Acá va la parte interesante. Eliminar cookies es como limpiar tu casa, pero si dejas la puerta abierta van a volver a ensuciar. Entonces, lo importante es bloquear las cookies de seguimiento antes de que se instalen.
Todos los navegadores modernos tienen opciones para bloquear cookies de terceros, que son las más intrusivas. Solo hay que activarlas:
En Chrome: entra a “Privacidad y seguridad” > “Cookies y otros datos de sitios” > activa “Bloquear cookies de terceros”.
En Firefox: “Privacidad & seguridad” > “Protección mejorada contra rastreo” > elige el modo estricto.
En Edge: lo mismo, busca la opción “Bloquear cookies de terceros”.
El modo incógnito no es invisibilidad total. Pero sí evita que las cookies se queden en tu navegador después de cerrar la ventana. Eso sí, las webs aún pueden rastrearte durante la sesión, así que no es una solución mágica, solo una ayuda.
Hay extensiones que van un paso más allá y bloquean los scripts de seguimiento antes de que siquiera carguen. Busca herramientas que bloqueen cookies, rastreadores, fingerprinting y otras formas de seguimiento más avanzadas.
No todas las cookies son malas, pero hay unas que definitivamente te hacen la vida más complicada.
Estas son las que hacen que la web funcione. Sin ellas no podrías logearte, comprar algo, guardar un carrito. Son las cookies básicas.
Guardan cómo te gusta ver las páginas: idioma, moneda, tema claro u oscuro. Son útiles, pero no esenciales.
Ayudan a los dueños de las páginas a saber qué contenido funciona mejor. No son tan intrusivas, pero igualmente recogen datos sobre ti.
No están para ayudarte, están para espiarte. Son las que instalan empresas externas al sitio que visitas y se usan para hacer publicidad, perfilarte y más.
Sí. Suena horrible, pero hay formas más modernas de rastreo que no usan cookies. Se llaman fingerprinting, y se basan en recolectar info de tu dispositivo, navegador, pantalla, plugins, idioma, y un largo etcétera. Juntan todos esos datos para armar una “huella digital” única que te identifica.
¿Se puede evitar? Más o menos. Hay navegadores que protegen contra eso, y extensiones que lo bloquean, pero es un juego del gato y el ratón. Lo ideal es mantenerse lo más limpio posible, borrar cookies, evitar sitios dudosos y usar navegadores más centrados en privacidad.
No hay una regla mágica, pero una buena frecuencia puede ser una vez a la semana si usas mucho internet. Si solo navegas de vez en cuando, una vez al mes puede ser suficiente.
También es bueno revisar cada vez que entras a un sitio nuevo que te pide “aceptar cookies”. Muchas veces hay un botón para configurar o rechazar. Tomate esos 10 segundos, tu privacidad lo agradece.
Si ya entendiste que las cookies de seguimiento son como migajas que vas dejando por todos lados, ahora viene lo bueno: ¿cómo navegas sin dejar rastro? No es imposible, pero sí hay que hacer algunos ajustes.
No todos los navegadores son iguales. Algunos están hechos específicamente para evitar que te rastreen. Estos navegadores bloquean cookies de terceros, scripts, fingerprinting y otras formas modernas de espionaje digital. Además, muchos no guardan historial ni permiten que se creen perfiles sobre ti.
Incluso hay versiones portátiles que puedes llevar en un pendrive, usar en cualquier computadora y luego desaparecer sin dejar una sola marca. ¿Magia? No, tecnología bien pensada para que el usuario recupere su poder sobre lo que ve y lo que entrega.
Si eres de los que van a fondo, también puedes considerar sistemas operativos que fueron diseñados con un solo objetivo: no dejar rastros. Desde que inicias el equipo hasta que lo apagas, todo pasa por capas de cifrado, navegación segura y redes anónimas. No son para cualquiera, pero están ahí.
Muchos periodistas, activistas o personas que viven en lugares con censura digital los usan para protegerse. Y tú, si simplemente quieres que nadie sepa que estuviste buscando memes de gatos a las 3am, también puedes usarlos.
Seguramente viste mil veces esos cartelitos que aparecen al entrar a un sitio: “Usamos cookies para mejorar tu experiencia”, con botones de “Aceptar” bien grandes. Pero pocas veces se da la opción clara de rechazar todo o configurar en serio.
Esto se debe a que muchos sitios no quieren que rechaces nada. Quieren tu información. La interfaz está diseñada para que aceptes rápido, sin leer. Es lo que se llama un diseño oscuro: una forma de manipularte para que hagas lo que ellos quieren, no lo que realmente te conviene.
Aunque en muchas regiones hay leyes que exigen el consentimiento del usuario antes de instalar cookies, la realidad es que se usan trucos para saltarse esa responsabilidad. A veces, incluso si dices que no, igual te instalan cookies en segundo plano.
Por eso, no confíes sólo en los cartelitos. Limpiar cookies regularmente y usar herramientas de bloqueo es lo más efectivo. Si una web no te deja usarla a menos que aceptes todo, piensa si realmente necesitas estar ahí. Tú decides.
Esto suena loco, pero es real. Hay sitios que, según tu comportamiento anterior, tu ubicación, el dispositivo que usas y las búsquedas que hiciste, pueden mostrarte precios diferentes. Es una forma de maximizar lo que estás dispuesto a pagar.
Si una web detecta que visitaste varias veces el mismo producto, que lo comparaste en varios lugares y que estás listo para comprar, es probable que suban el precio. Al contrario, si entras como usuario nuevo, desde otro lugar o en modo incógnito, puede que veas un precio menor.
Esto se llama discriminación por perfil de navegación. Es un tema polémico y bastante escondido. Y todo empieza por esas cookies que te persiguen.