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¿Puedes imaginar un mundo sin Internet? Compartir memes, chatear con amigos, trabajar Online desde casa, estudiar o simplemente pasar el rato viendo series en streaming son actividades que, para muchos, se han vuelto cotidianas. Sin embargo, a menudo no le prestamos suficiente atención a uno de los elementos clave que posibilita todo esto: el ISP o proveedor de internet. Aunque suene un poco técnico, entender cómo opera esta clase de empresas y, sobre todo, saber cómo elegir la opción más adecuada para tu hogar u oficina, puede marcar una diferencia notable en tu nabegación.
El término ISP es la abreviatura de Internet Service Provider, lo que en español traducimos como proveedor de servicios de internet. Se trata de organizaciones que te dan acceso a la red global, permitiendo que puedas conectarte a páginas web, enviar correos electrónicos, reproducir videos en línea y realizar todas las actividades que hoy en día das por sentadas. Si bien la mayoría de personas solo se preocupa por encontrar un ISP que ofrezca “buena velocidad”, la realidad es que hay distintos factores que determinan qué tan estable, confiable y eficiente será tu conexión.
El surgimiento de los ISPs se remonta a los primeros años de la comercialización de internet. Al principio, este servicio era muy limitado y se usaba en ámbitos académicos o de investigación. Con el tiempo, la expansión del uso de la red generó la necesidad de contar con empresas que distribuyeran el acceso a cualquier usuario interesado. Estas empresas comenzaron a crecer y a diversificarse, extendiéndose a ciudades y zonas rurales, ofreciendo planes con distintas velocidades y precios.
La labor de un ISP no se reduce únicamente a darte una conexión a Internet. También administra diversos servicios anexos, como la gestión de correos electrónicos (aunque hoy en día mucha gente prefiere usar otras plataformas), Pero lo más esencial es la conexión a internet, que constituye la puerta de entrada a un mundo de posibilidades. Por eso, si tu ISP tiene problemas, podrás experimentarlos tú mismo a través de lags en juegos, demoras en la carga de sitios, e interrupciones en videollamadas, lo cual puede resultar muy frustrante.
Para elegir un buen proveedor de internet, tienes que saber como operan estas compañías.
Un ISP debe contar con una red troncal (backbone) capaz de transportar enormes volúmenes de datos entre diferentes nodos de la red. Esta red se compone de cables de fibra óptica, equipos de conmutación y servidores, que permiten que la información transite con rapidez entre distintos países, ciudades y regiones. A su vez, desde esta red troncal se despliegan redes de distribución locales, que llegan a tu barrio, calle o edificio.
Los ISPs invierten en tecnología y mantenimiento continuo para asegurar que tu conexión sea estable y que la velocidad contratada sea lo más cercana posible a la realidad.
Cuando escribes la dirección de una página web en tu navegador, por ejemplo, un blog de noticias, tu petición se dirige hacia los servidores de tu ISP, que procesan la solicitud y la enrutan hacia el servidor donde está alojada la página. Posteriormente, el contenido vuelve hacia tí. Este procedimiento involucra protocolos de internet, enrutadores, switches y equipos que trabajan sincronizados para que no notes cuán complejo es el proceso. ISP funciona como intermediario en esta ruta de datos: actúa como un puente entre tu computador o teléfono celular y los servidores que conforman la red de redes.
Para conectarte a internet, tu dispositivo necesita una dirección IP. Tu proveedor de internet es el responsable de asignarte esta dirección, que puede ser estática (permanece siempre igual) o dinámica (va variando cada vez que te conectas). Esta IP es la que te identifica en la red y permite que los datos que solicitas lleguen de vuelta a ti. Sin esta gestión de direcciones IP que hace el ISP, no podrías acceder a ninguna página o servicio en línea.
La asignación de direcciones IP es un proceso muy delicado, ya que los recursos de numeración en IPv4 son limitados. En muchos casos, se recurre a técnicas como NAT (Network Address Translation) y, poco a poco, a la adopción de IPv6, que ofrece un rango amplio de direcciones. Pero la pieza central aquí es: tu ISP se encarga de que siempre cuentes con la “identidad” necesaria para navegar en internet.
Aunque parezca que solo dan conectividad, la mayoría de los ISPs ofrece múltiples servicios para mejorar la experiencia del usuario. Entre ellos:
A la hora de buscar un proveedor de internet, uno de los aspectos que genera confusión es la tecnología empleada. Muchas personas han escuchado términos como “banda ancha”, “fibra”, “DSL” o “satélital”, sin comprender del todo sus diferencias.
Es una de las tecnologías más antiguas, pero todavía vigente en numerosas regiones. Aprovecha la misma infraestructura que la televisión por cable, con cable coaxial que conduce datos y señales televisivas. Es una opción intermedia en términos de velocidad y estabilidad, aunque puede sufrir saturación en horas punta, ya que muchas personas comparten el ancho de banda en la misma zona.
La fibra óptica se ha convertido en la alternativa favorita para quienes necesitan altas velocidades de subida y bajada. Esta tecnología aprovecha impulsos de luz que viajan a través de filamentos muy delgados de vidrio o plástico, ofreciendo conexiones rápidas y con muy poca latencia. Además, es resistente a interferencias electromagnéticas y mantiene estables las velocidades de navegación. Es ideal para teletrabajo, juegos en línea o streaming de video en resoluciones altas.
Este método funciona por medio de la línea telefónica tradicional. El proveedor de internet convierte la señal de datos para que circule junto con el servicio de voz, sin interferir en las llamadas. Aunque es más accesible que la fibra óptica en ciertos lugares, su velocidad es menor y puede resentirse si estás lejos de la central telefónica.
Es usada en lugares alejados o rurales, donde no hay redes de fibra o cable. Requiere de una antena parabólica que se comunica con satélites en órbita. Si bien permite acceder a internet en sitios remotos, las velocidades pueden ser más limitadas y la latencia (demora en la transmisión) es alta, lo que dificulta actividades como videollamadas o juegos en línea.
Conoce los elementos que debes tener en cuenta antes de firmar un contrato o cambiar de compañía de Internet.
En ocasiones, los ISPs ofrecen altas velocidades de conexión a Internet. Sin embargo, debes fijarte si esa velocidad es solo de bajada (descarga) o si incluye también la subida (upload), y además cerciorarte de la garantía de esa velocidad. A veces, la letra chica aclara que puede variar según la congestión de la red. Verifica si el ISP cumple de manera consistente con la velocidad que promete o si esa cifra es un máximo teórico casi inalcanzable.
Una cosa es la velocidad y otra la calidad de la conexión. Hay proveedores que ofrecen planes muy rápidos, pero con frecuentes microcortes o picos de latencia. Si realizas muchas videollamadas, juegas en línea o subes archivos pesados, la estabilidad y la baja latencia son cruciales. Observa reseñas de usuarios y, si es posible, pide opiniones a vecinos o amigos que tengan ese mismo plan.
Algunos ISPs obligan a un contrato de permanencia largo, penalizaciones si te das de baja antes de un plazo determinado, o incrementos progresivos de la tarifa a partir de ciertos meses. También hay que prestar atención a cargos ocultos como arriendo del router, instalación, o costos de mantenimiento. Un plan de Internet Barato puede salir caro si luego aparecen recargos adicionales.
Puedes encontrar el servicio perfecto en teoría, pero si no hay cobertura en tu calle, no servirá de nada. Antes de ilusionarte con una oferta, asegúrate de que el ISP llega efectivamente a tu dirección. A veces, la diferencia de un par de cuadras basta para que un barrio tenga fibra óptica y el de al lado no, lo cual obliga a recurrir a tecnología más lenta.
Cuando surgen inconvenientes técnicos o bajas en la conexión, lo último que quieres es quedarte incomunicado durante horas o días. Por ello, es vital que el proveedor de internet cuente con canales de atención ágiles y personal capacitado. La comunicación con los clientes y la rapidez de respuesta pueden hacer la diferencia entre un simple contratiempo y un dolor de cabeza.
Muchas personas que trabajan desde casa optan por planes HOGAR que no ofrecen garantías de disponibilidad o atención prioritaria. Si tu actividad depende fuertemente de internet y no puedes permitirte cortes prolongados, quizá valga la pena invertir en un plan con mayores garantías de servicio.
Un buen ISP debe preocuparse por la seguridad de sus usuarios. Aunque la responsabilidad principal de proteger tus dispositivos recae en ti (usando antivirus, firewalls locales, etc.), el proveedor puede aportar un filtro inicial ante amenazas de la red.
Aunque tengas el mejor plan de internet, es posible que no lo estés utilizando a su máximo potencial.
Puedes ubicar el router en un sitio central de la casa y sin obstáculos (siempre visible). Así, la señal se distribuye con mayor uniformidad y reduce las zonas muertas. Mantenerlo alejado de dispositivos que emitan ondas electromagnéticas fuertes (hornos microondas, teléfonos inalámbricos, etc.) ayuda a evitar interferencias.
Si deseas mayor cobertura, puedes usar repetidores de señal. Aunque requiere una inversión extra, resulta útil cuando los espacios son grandes o con muchas barreras físicas. Además, conviene actualizar el firmware del router cada cierto tiempo, y reiniciarlo ocasionalmente para refrescar la memoria y la asignación de IPs internas.
No subestimes el uso de cables Ethernet en equipos que están fijos, como consolas de videojuego o computadores de escritorio, ya que brindan mayor estabilidad y no dependen de las fluctuaciones del Wi-Fi.
La seguridad en internet no se limita a tener un antivirus. Tu proveedor de internet puede tener acceso a cierta información sobre tu historial de navegación, especialmente si no cuentas con medidas adicionales como redes VPN. Es importante leer la política de privacidad del ISP, para saber cómo maneja tus datos y si cede cierta información a terceros con fines publicitarios.
Además es aconsejable que mantengas tus dispositivos actualizados, utilices contraseñas seguras, y seas cuidadoso al conectarte a redes públicas. Para ambientes laborales, un firewall y una VPN corporativa añaden capas extra de protección. Aunque muchos ataques cibernéticos están dirigidos a grandes empresas, cualquier usuario puede ser víctima de robo de datos o de suplantación de identidad.
Con el paso del tiempo, nuestras necesidades digitales pueden crecer. Quizás antes solo navegabas en redes sociales y veías algún que otro video, pero ahora te dedicas a subir tu propio contenido audiovisual en alta resolución o necesitas que varias personas trabajen simultáneamente desde la misma red. En ese momento, contar con un ISP que te permita cambiar a un plan superior sin complicaciones resulta de gran valor.
Lo mismo vale en sentido inverso: a lo mejor contrataste un plan muy grande porque en tu casa vivían muchas personas, pero ahora que la situación cambió, ya no requieres tanto ancho de banda. Si tu proveedor te facilita ajustar el plan y reducir costos, es señal de flexibilidad y buen servicio.
Durante décadas, internet ha funcionado en su mayoría con el protocolo IPv4, que ofrece una cantidad finita de direcciones IP. A medida que más dispositivos se conectan, las direcciones IPv4 comienzan a escasear, lo que obliga a implementar soluciones temporales como la compartición de una única IP para varios clientes mediante NAT.
La transición a IPv6, que prácticamente brinda direcciones ilimitadas, se plantea como la gran solución a este problema. Sin embargo, muchos ISPs y usuarios no han dado el salto definitivo, por motivos técnicos y económicos. El despliegue de IPv6 supone actualizar equipos y sistemas que todavía funcionan perfectamente con IPv4, lo que implica una inversión significativa. Aun así, cada vez más proveedores adoptan la estrategia de ofrecer doble pila (IPv4 e IPv6), permitiendo una transición gradual.
Conforme la adopción de IPv6 se vuelva masiva, la experiencia en línea podría mejorar y simplificarse, beneficiando aspectos como la comunicación directa entre dispositivos y la eliminación de procesos de NAT complejos.